El impacto de la tarjeta Sube en la sociedad argentina
- Franca Gorrini y Mayra Andrade
- 8 jun 2017
- 2 Min. de lectura

Actualmente la tarjeta SUBE (Sistema único de boleto electrónico) es utilizada por millones de argentinos, tanto en capital federal como en el resto del país. Para estudiantes y trabajadores la SUBE es indispensable para poder viajar en transporte público.
Colectivos, trenes, subtes y peajes son los protagonistas de la tarjeta. Estos servicios pueden ser abonados con la SUBE, la cual se debe comprar y cargar para ser utilizada.
Los miles de estudiantes que utilizan el sistema son los alumnos de jardín, primaria y secundaria pública, los cuales a través de un trámite pueden obtener un subsidio. En abril del 2016 se implementó una tarifa social, la cual tiene un descuento del 55% sobre el valor del boleto. Esta tarifa es para los jubilados y pensionados, Excombatientes de Malvinas, Beneficiarios de la asignación universal por hijo, y por embarazo, Plan progresar, Personal de trabajo doméstico, Monotributo social y Pensiones no contributivas.
A su vez, si bien la SUBE trae los beneficios de los descuentos para aquellos que lo necesitan, también se dificulta la opción de elegir como viajar. Si se viaja en subte y no se tiene la SUBE habrá que comprar una nueva en la estación debido a que ya no se venden más boletos. Esto, en cierto punto, es una desventaja para la sociedad ya que muchas veces tras el robo, perdida u olvido de la SUBE, el usuario se ve dificultado a la hora de viajar.
Primero se había implementado la modalidad de “Con SUBE” y “Sin SUBE”, la cual hacía que el boleto cambiara su valor, si el usuario tenía SUBE el valor era inferior y si no la tenía era superior. Los boletos han subido de manera abismal. En Julio del 2014 el boleto había aumentado de $2,50 a $3,00. Si bien no es mucha la diferencia, hace unos años atrás se hacía sentir. La SUBE mantuvo un valor fijo por muchos años ayudando así a sus usuarios, hasta que apenas el año pasado hubo un aumento grotesco, el boleto mínimo subió a $6. Este boleto se mantiene hasta el día de hoy, pero con suerte, debido a que se estimaba que en el mes de abril del corriente año se iba a elevar el costo a $11,00. Tras negociaciones con las empresas, el mismo gobierno afirmó que mantendría el costo mínimo de viaje en $6,00.
Luego viene el planteamiento de si resulta justo pagar un pasaje de $6,00 para la ida, luego otro $6,00 para la vuelta o más aún, si se tiene que combinar transportes. Muchas personas creen que no lo vale debido a que algunos de los medios de transporte están en malas condiciones, muchos colectivos tienen poca frecuencia, la incomodidad al viajar, etc.
La sociedad ha sufrido los aumentos pero celebra el hecho de que no haya aumentado en abril el valor prometido de $11,00. Sin embargo se ve dificultoso todavía el precio mínimo de viaje, debido a que muchos usuarios deben utilizar varios medios de transporte por día para llegar a sus trabajos, centros educativos o actividades.
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